Hace dos semanas el problema era el atraso del dólar, ¿no? No íbamos a poder fabricar nada con la cotización de dólar que había y el Banco Central iba a quebrar porque ya no tenía que vender y se venía la mega devaluación.
Bueno, el viernes 11 de abril, cuando hizo el anuncio Caputo, los mismos que hicieron anuncios apocalípticos volvieron a anunciar que hubo una megadevaluación.
Cristina Kirchner sacó ese famoso tuit «Che, Milei, te mandaste una devaluación del 30%». Bueno, ahí ya no era que no íbamos a poder fabricar nada, porque con el dólar caro sí íbamos a poder fabricar, pero no íbamos a poder comprar nada, porque íbamos a ser muy pobres e íbamos a estar hiper devaluados.
Bueno, no pasó nada. El dólar resulta que está barato, pero flotando ahí.
Y ahora hay un nuevo cuco: el carry trade . Bueno, es la bicicleta financiera. Los inversores venden los dólares, se pasan a pesos para meterlos en los bancos, fondos de inversión, títulos en pesos, a tasas altas de interés del 37% anual, más que la inflación proyectada. Gran negocio, dicen.
Es una catástrofe, dicen, porque así esto va a multiplicar los pesos al infinito y otra vez se va a armar una bola de nieve, como pasó con las Leliqs y las Lebacs, que cuando quieran irse al dólar se va a venir otra vez la catástrofe, porque le están asegurando la ganancia a estos especuladores hipotecando el futuro.
Bueno, ahora, ¿hay ganancia asegurada, hay catástrofe asegurada? No.
A ver, en primer lugar, porque cuando esto sucedía antes, esos pesos que iban a los bancos, el Gobierno seguía emitiendo, entonces los pesos que iban a los bancos los tomaba prestado el Central también a tasas altísimas. Cuando se los tenía que devolver a los bancos, tenía que emitir más pesos para poder devolverle lo que los bancos le habían prestado, más la tasa de interés.
Pero acá, no es el Banco Central el que está tomando los pesos prestados, los bancos están dispuestos a pagar una tasa alta porque necesitan posicionarse en pesos para cumplir sus compromisos y demás, pero el Banco Central no está tomando esos pesos, así que no hay bola de nieve de pesos que se esté amontonando en el Banco Central.
Cuando los bancos ven que no pueden prestarle a nadie ya esos pesos tan caros a una tasa de interés tan alta, no les va a interesar pagar tanto por un plazo fijo y la tasa de interés descenderá.
A ver, el carry trade es perverso cuando un Gobierno mantiene artificialmente bajo el dólar, sigue emitiendo para frenar la inflación, además de mantener el dólar bajo, sube la tasa de interés a la estratósfera o pide los pesos prestados por el Banco Central. Esto es una muerte anunciada y las ganancias son espectaculares para el que venta a tiempo justo antes de la mega devaluación, que siempre sigue cuando el BCRA se queda sin dólares.
Eso es difícil que vuelva a pasar ahora porque no hay emisión de pesos y el Central no está amontonando esa deuda, no está tomando los pesos prestados del propio Banco Central. Pero, además, porque ahora se supone que no está el Gobierno interviniendo en el precio del dólar y el Central no está vendiendo dólares de las reservas para mantener una cotización.
Hay, es cierto, algunas formas más sutiles de intervención, por ejemplo, que el cepo que sigue en parte para las empresas y esto hace que esas empresas para ciertas cosas no demanden dólares, que lo podrían estar demandando. Entonces, hay una demanda contenida.
El Banco Central no les presta pesos a los bancos, entonces eso hace que sube la demanda de pesos de los bancos. La declaración de Milei de que el Banco Central no va a comprar dólares por arriba de mil pesos da una señal política, es una forma sutil de decir, «yo no voy a usar una posibilidad que tengo» y entonces hay un poco menos demanda de dólares.
Se dio permiso a no residentes para que puedan traer dólares por seis meses para sumarse y hacer este carry trade , lo cual aumenta la oferta de dólares y la demanda de pesos. Todas esas vías hacen que la flotación no sea absolutamente libre, porque nunca lo es.
Los bancos centrales siempre al final controlan de algún modo la cantidad de dinero, la tasa de interés, algo que influye en el valor de la moneda comparado con otras. Pero no es una intervención salvaje, descartada, insostenible, imposible de mantener.
Todas esas condiciones que mencioné pueden cambiar, si lo hacen van a tener impacto en el dólar, pero no son formas abruptas, únicas, cuando el presidente del Banco Central ve que no le queda un solo dólar en las bóvedas y dice, «bueno, esto no da más, no tengo más dólares para regalar un peso, que todo el mundo me quiere comprar, así que desde hoy lo vendo a $10.000, así nadie me pide más dólares».
No ese es el caso. Es más, la provisión tanto de dólares como de pesos está en manos del mercado, porque el Central, insisto, no está emitiendo ni tomando prestados pesos, ni vendiendo ni comprando dólares. De manera que es un carry trade acotado.
Así que si este esquema se sostiene, insisto en esto, si este esquema se sostiene, el dólar va a flotar variando su precio a medida de que vayan cambiando esas condiciones que estábamos hablando.
Por ejemplo, si el importador de camisetas de China, que se apuró a pedir dólares para importar antes de la devaluación, se le acaban las camisetas que ya acumuló, bueno, va a comenzar a exigir dólares de nuevo para traer más camisetas.
Tenemos que aprender a contener un poco la ansiedad, dejar que el sistema se asiente y que el dólar se mueva un poco todos los días, a veces para arriba, a veces para abajo, sin que se nos caiga el mundo encima. Es como lo han hecho todos los países que no han sido tan extravagantes como hemos sido nosotros hasta ahora.