Se trata de Jeniffer Castro, quien tras la viralización del video, aseguró que sufrió graves repercusiones en su salud mental. Ahora apunta contra la persona que la filmó y la aerolínea.
Jeniffer Castro, una joven de 19 años y exempleada bancaria de Belo Horizonte, se convirtió en el centro de una controversia a fines del año pasado tras la difusión de un video en TikTok que la mostró negándose a ceder su asiento a un niño en un vuelo de la aerolínea Gol.
Los asientos del avión habían sido seleccionados previamente, y según el medio New York Post , la familia del niño contaba con una reserva propia, también en el lado de la ventanilla. No obstante, insistieron en reclamar el asiento de Jeniffer.
A pesar de que inicialmente se informó que la madre del niño la había grabado, Jeniffer sostiene que fue otra persona ajena a la situación. Durante el incidente, varios pasajeros comenzaron a increparla, diciéndole cosas como: “Estoy grabando tu cara, esto es repugnante”. También le preguntaron si tenía algún síndrome o discapacidad que justificara su negativa a dar el asiento, a lo que ella solo respondió preguntando si la estaban grabando.
Castro relató que el episodio tuvo graves repercusiones en su salud mental y su carrera profesional. En medio del escándalo, se sintió “en shock y sin poder salir de su casa, por miedo a ser acosada”. Además, explicó: “Profesionalmente mi vida cambió mucho, tanto que hoy ya no estoy en el rubro en el que trabajaba antes”. A pesar de la situación, su número de seguidores en Instagram aumentó a 2,1 millones, lo que la llevó a cerrar acuerdos como influencer con diversas marcas.
Actualmente, Jeniffer presentó una demanda contra la aerolínea Gol, buscando una compensación monetaria por el mal momento que vivió. También iniciaron acciones legales contra el pasajero que la grabó durante el vuelo. La cantidad que reclama permanece en reserva, pero la joven afirmó que su objetivo iba más allá del dinero, buscando prevenir que situaciones similares, donde una persona es humillada y expuesta públicamente, se repitan en el futuro.
“Fui objeto de juicios, ataques y especulaciones de personas que ni siquiera conocen la historia completa. Lo que debería haber sido un vuelo normal se convirtió en una situación extremadamente embarazosa, exponiéndome injustamente y provocando consecuencias que afectarán tanto mi vida personal como profesional”, comentó.
Jeniffer recordó que el incidente comenzó desde el momento del embarque, cuando encontró a un niño en su asiento, lo que la obligó a esperar a que se moviera para poder sentarse. “Luego, durante el vuelo, el menor lloró mucho, lo que es incómodo, aunque comprensible en un viaje”, agregó. “Lo que me sorprendió fue que una persona que no tenía nada que ver con la situación comenzando a filmarme sin permiso, me insultara y tratara de avergonzarme públicamente simplemente porque no quería cambiar de asiento”.
“Nadie merece pasar por lo que yo pasé, ser filmada, insultada y atacada solo por ejercer un derecho básico. Vivimos en una sociedad donde decir ‘no’ a menudo se considera una falta de respeto o egoísmo, pero esto tiene que cambiar. Cada persona tiene sus propias razones, preferencias y límites, y todo esto debe ser respetado sin juzgar”, concluyó Jeniffer.